
La lluvia la ha empapado entera porque ella no quiso abrir el paraguas.
Entra en la casa dejando pequeñas lagunas de agua a cada paso. Se mira
al espejo y lo que ve la inquieta hasta ella. Los restos de lluvia se
mezclan con sus lágrimas, que caen por una mejilla derecha, más roja e
hinchada de lo habitual tras la paliza recibida. Algo dentro de ella se
rompe, su puño golpea con fuerza el espejo. Cristales de diferentes
tamaños chocan en todas partes. Junto a su pie queda un cristal de
suficiente tamaño, él cual ella coge antes de sentarse en el suelo. El
cristal corta lo suficiente y ella lo sabe. Coloca la punta del cristal
en un extremo de su muñeca y presiona lo suficiente para sentirlo pero
sin desgarrar la carne. Ella entera esta helada, excepto donde el
cristal y su piel hacen contacto, que parece arder. Aprieta un poco más y
la primera gota de sangre sale. Entonces algo en ella despierta y lanza
el cristal al otro lado de la habitación “No me rendiré”, repite en su
cabeza “No me rendiré”.
Espero vuestras criticas.
Firmado:
La muerte desde su tumba.
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